Los bancos se protegen de los riesgos de las pérdidas que perciben, con los intereses que cobran, los montos que arriesgan y las demás condiciones. Y si un banco no logra aquello, simplemente no sabe lo que hace y es mejor para todos que quiebre y desaparezca.
En tal sentido lo que verdaderamente puede poner en peligro todo el sistema bancario son las pérdidas no esperadas, así como factores externos tales como políticas gubernamentales equivocadas, por ejemplo locuras macroeconómicas.
No obstante lo anterior los reguladores del Comité de Basilea decidieron, en 2004, con Basilea II, que los bancos mantuviesen capital en función de los riesgos percibidos, o sea, en función de las pérdidas esperadas.
Y por lo cual las pérdidas esperadas se consideraron doblemente, mientras que las peligrosas pérdidas no esperadas y las locuras gubernamentales, no se tomaron en cuenta para nada.
Y a cuenta de lo anterior los reguladores permitieron a los bancos mantener mucho menos capital contra activos percibidos como "absolutamente seguros", que contra activos percibidos como "riesgosos".
Y, por ende, hoy los bancos ganan un retorno sobre capital ajustado por riesgo percibido mucho más grande prestándole a "Los Infalibles", que prestándole a "Los Riesgosos", tales como a las medianas y pequeñas empresas, los empresarios e innovadores.
Y para colmo, como los requerimientos de capital no varían con respecto a la composición de la cartera del banco, no se considera el peligro de una excesiva concentración de riesgo en lo absolutamente seguro, ni tampoco los beneficios derivados de una diversificación entre lo riesgoso.
Y lo anterior significa que la banca no asigna eficientemente los créditos bancarios en la economía real. Basta constatar cómo, por ejemplo en Europa, hoy los bancos se llenan de créditos a los "Infalibles Soberanos", o a los que por su calificación crediticia pertenecen a la AAAristocracia, mientras que "Los Riesgosos", quienes podrían ayudar a crear empleos, cada día consiguen menos créditos.
Lo anterior impide esa toma de riesgo tan necesaria para que la economía real pueda crecer fuerte y no fofa. Hoy la banca no toma el riesgo de financiar el futuro, y solo refinancia el pasado que se percibe más seguro.
Hace siete años se desató la crisis con los títulos garantizados por hipotecas mal otorgadas al sector "subprime" de Estados Unidos. Por cuanto tales títulos recibieron una calificación de crédito AAA, Basilea II le permitía a la banca mantenerlos en cartera contra sólo un 1.6% de capital... un apalancamiento autorizado de ¡62.5 veces a 1!
Como comprenderán, las inmensas pérdidas que los anteriores títulos provocaron, no fueron el resultado de pérdidas esperadas, sino de pérdidas inesperadas derivadas de una equivocada percepción de riesgo.
Y esa inmensa falla regulatoria aún ni siquiera se discute. Y los responsables han logrado vender muy bien su "yo-no fui". Ejemplo de ello es Mario Draghi, quien por años fue el presidente del Consejo de Estabilidad Financiera que colaboraba de cerca con el Comité de Basilea, y hoy es presidente del Banco Central Europeo. Como ven en todos sitios se cuecen habas.
¿Qué sugiero? Una solo porcentaje de capital para todo activo. Por ejemplo 8%. Así habría con qué enfrentar muchas pérdidas no esperadas, sin causar distorsiones.