jueves, 19 de agosto de 2010

¿Reguladores tapados?

Por cuanto ni la mejor regulación bancaria del mundo serviría para algo dentro de un entorno económico tan absurdo como el nuestro, lo siguiente no es un tema muy relevante para Venezuela. No obstante habiendo desde 1997 criticado las regulaciones bancarias globales surgidas del Comité de Basilea, de vez en cuando necesito retomar el tema.

El pilar fundamental y casi único de las regulaciones de Basilea, son unos requerimientos de capital que se basan en el riesgo del no pago, tal como este riesgo sea percibido por las agencias calificadoras de crédito. No obstante que eso pueda sonar lógico, a más riesgo más capital, considero a tales requerimientos un absurdo. Permítame explicar. 

Primero. Por cuanto los capitales y los banqueros en esencia son cobardes, jamás en la historia ha ocurrido una crisis financiera o bancaria que se haya derivado de un exceso de préstamos o inversiones en algo que a priori se haya considerado como riesgoso. Todas las crisis bancarias y financieras, sin exclusión y hasta casi por definición, han resultado del exceso de préstamos o inversiones en lo que a priori se ha considerado no tener riesgo alguno. 

En tal sentido, incentivar a los bancos a prestar o invertir más en lo que a priori se percibe como de menor riesgo va en contrasentido a lo que la historia nos indica… por lo que me permito creer que los reguladores allá en Basilea, o están metidos en un club de mutua admiración con una discusión incestuosa degenerante o son simplemente unos tapados. 

Segundo. Por cuanto quienes se perciben como de poco riesgo casi siempre tienen acceso a los mercados de capitales, son las pequeñas y medianas empresas, las que sin duda son más riesgosas, quienes de verdad más necesitan de los bancos para satisfacer sus necesidades financieras. 

En tal sentido, el dificultarle a los bancos, en términos relativos, el prestar o invertir dinero justamente a quienes más los necesitan; siendo además estos clientes los más probables proveedores de los empleos decentes del mañana, carece totalmente de sentido… por lo que me permito creer que los reguladores allá en Basilea, o están metidos en una discusión en un club de mutua admiración con una discusión incestuosa degenerante o son simplemente unos tapados. 

Tercero. Veamos lo que actualmente rige en muchos países. Si un banco desea efectuar un préstamo a una pequeña y mediana empresa entonces se le requiere tener 8 por ciento de capital. Pero si ese banco le presta al gobierno de uno de los soberanos clasificados como AAA, para que sus burócratas le hagan los préstamos a las pequeñas y medianas empresas de su agrado, entonces el banco no necesita de capital alguno. 

En tal sentido, hoy vemos que un socialismo incompetente del siglo XXI, no es una exclusividad venezolana. Hasta Dalí se queda chiquito en surrealismo comparado con lo que inventan los reguladores bancarios del Comité de Basilea. Ya causaron su primera crisis global con esa estampida en busca de los triple-A que provocaron. Falta ver lo que nos harán la próxima. 

La semana pasada, en una competencia donde el G20 anda pescando soluciones para ver cómo el sector privado financia más y mejor a la pequeña y mediana empresa, presenté una propuesta dirigida a corregir parte de lo que he criticado. Si les interesa, pueden ver cómo me irá en mi pelea contra el establishment regulador global, en la página web de www.changemakers.com/en-us/SME-Finance.

jueves, 13 de mayo de 2010

La bomba AAAtómica

Los desequilibrios entre los países con superávit, encabezados por la China y los países con déficit, encabezados por Estados Unidos; así como la creencia generalizada de los mercados de haber derrotado la inflación para siempre, logrado diluir los riesgos hasta hacerlos desaparecer en el océano global y eliminado la volatilidad excesiva de los mercados, proveyeron el uranio enriquecido necesario para fabricar la bomba que provocó la reciente crisis financiera mundial.

No obstante, y que nadie se equivoque, la bomba AAAtómica financiera, la construyeron, sin intención, los reguladores de la banca en el Comité de Basilea, al ignorar que algo que se percibe como menos riesgoso puede generar descuido y por lo tanto ser mucho más peligroso que algo que todos conocen como riesgoso y estimula la precaución.

Los principales elementos de la bomba AAAtómica fueron los siguientes:

1. Unos requerimientos mínimos de capital para la banca basados en el riesgo percibido que los deudores no cumplan con sus pagos. Lo anterior si bien obligaban a la banca tener bastante capital para cubrir las operaciones riesgosas, al mismo tiempo les permitía tener muy poco capital para aquellas calificadas como de menores riesgos, con lo que se le dio inicio a un inmenso apalancamiento del sistema financiero.

2. Las calificadoras de créditos (CC). Para establecer los riesgos se nominó a 3 CC creando un oligopolio de información de riesgo, al mismo tiempo que se enviaba a los mercados un contundente mensaje subliminal que decía "Si las CC son lo suficientemente buenas para el Comité de Basilea deben ser buenas para Ustedes". Un regulador con algo más de sabiduría tenía que haber entendido que el incentivar al mercado para seguir las opiniones sobre riesgos de sólo unos pocos, tarde o temprano tendría que resultar en una catástrofe.

Dicho y hecho, las calificadoras de crédito señalaron con sus AAA a unos instrumentos financieros que estaban garantizados con unas hipotecas otorgadas al segmento de mercado conocido como "subprime", pero que pagaban algo más que los rendimientos otros instrumentos que portaban el mismo AAA. Lo anterior produjo una avalancha en la demanda de tales títulos, la cual sólo era posible satisfacer con hipotecas cada día peores, pero aun así siguieron siendo considerados AAA. Cuando entonces trillones de dólares finalmente desaparecen sobre el precipicio "subprime" y caen sobre un sistema financiero altamente apalancado, se detona la primera bomba AAAtómica.

Hoy el Comité de Basilea y las calificadoras de crédito siguen haciendo lo mismo y si algo discuten, es la posibilidad de elevar aún más el poder explosivo de la AAAtómica haciéndonos creer que las calificadoras de crédito, de ahora en adelante, serán mucho mejores, por lo que podemos seguirlas con mayor confianza. ¡Sálvennos! Ya la bomba AAAtómica que detonó causará más tragedia y miseria que las dos bombas atómicas antes detonadas.