Aunque a veces no lo parezca, Venezuela sigue formando parte de la economía mundial, por lo que me permito de nuevo tocar el tema de las malas regulaciones bancarias. Por cuanto muchos adjudican la crisis bancaria, en Europa y los Estados Unidos, a que los bancos actuaban como unos casinos, les explicaré las alternativas de préstamos e inversiones que un banco puede hacer, en términos de dos de las apuestas en una mesa de ruleta.
En ruleta hay la "apuesta segura", a negro o rojo, que paga 1 a 1 y la "apuesta arriesgada", a cualquier número, y que pagan 35 a 1. Ambas apuestas tienen un rendimiento esperado idéntico, aun cuando en el caso de la ruleta éste siempre resulta ser negativo, por cuanto la casa gana cuando sale el cero.
Pero imagínense que de repente un Comité de Basilea para la Supervisión de Ruleta, se preocupó que algunos jugadores hacían demasiadas "apuestas arriesgadas" y que perdían todo su dinero muy rápido, y lo cual podría reflejarse muy mal en ellos como autoridad reguladora , y por lo que decidió hacer algo al respecto.
Y a tal fin, tal Comité decretó Ruleta Basilea II y el cual, con el fin de mantener a los jugadores jugando más tiempo y no perderlo todo tan rápido, elevó el dividendo de una "apuesta segura" cinco veces, a 5 a 1, mientras que el dividendo de una "apuesta arriesgada" seguía siendo 35 a 1.
¿Y qué paso? ¡Lo que tenía que pasar! Todos los jugadores corrieron a hacer "apuestas seguras, y ya nadie hacía las "apuestas arriesgadas", por cuanto éstas ya no tenían sentido.
Y los jugadores se emocionaron con sus ganancias, y apostaron más que nunca, a lo rojo o negro, a lo seguro, y así que, cuando de repente apareció el cero, como tarde o temprano tenía que ocurrir, se perdieron las fortunas más grandes, hasta el punto tal que el casino tuvo que hasta pagarles el taxi a casa.
De igual manera, antes de las regulaciones bancarias de Basilea, todos los préstamos bancarios o alternativas de inversión, le producían al banco el mismo retorno esperado sobre capital, ajustado por el riesgo percibido y el costo de transacción, por cuanto eso es lo que suele resultar de un mercado libre y competitivo.
Pero hoy, de acuerdo a Basilea II, cuando un banco le presta a los "infalibles", tales como "sólidos países soberanos" y a poseedores de una calificación de crédito triple-A, sólo se les requiere mantener un 1.6 por ciento en capital, lo que significa un apalancamiento de capital autorizado de 62.5 veces a 1. Y eso resulta ser cinco veces mayor que el apalancamiento permitido cuando los bancos le prestan a "los riesgosos", tales como medianas empresas, y para lo cual los bancos deben mantener un 8 por ciento en capital, o sea un apalancamiento de sólo 12.5 a 1.
Esta manipulación de las expectativas de retorno de la banca, y que elevó de una manera inmensa la rentabilidad de los bancos al prestarle a los "infalibles" comparado con prestarle a "los riesgosos", garantizo que cuando ocurrió el "cero bancario", el que algunos "infalibles" no eran tan infalibles, los bancos se encontrasen desnudos sin capital. Y mucho peor, eso también le imposibilita a los bancos a realizar su vital función de asignación de recursos económicos con eficiencia.
Y lo más triste es que a los cinco años después del desastre en 2007-08, la manipulación de las expectativas de rendimiento de la banca aún no es objeto de debate; y la próxima Basilea III, con requisitos de liquidez que también están en función del riesgo percibido, solo amenaza empeorar las distorsiones.