En Venezuela ustedes conocen mi obsesión en lograr que las resultas petroleras se repartan directamente a la población, para así hacer viable una real democracia.
Fuera de Venezuela, mi obsesión es la de pelear contra unos desastrosos paradigmas de regulación bancaria, y que están derrumbando las economías. Acepto que el tema les puede resultar algo surrealista en la Venezuela de hoy; aún así espero sigan leyendo.
En esencia, lo que objeto, es que los reguladores le permiten a los bancos tener mucho menos capital propio cuando invierten el dinero de los depositantes en activos considerados menos riesgosos, que cuando lo invierten en activos considerados como más riesgosos.
Tal hecho, y que reconozco les puede sonar como algo lógico, causa la distorsión de elevar inmensamente el retorno sobre capital bancario posible, cuando éstos le prestan a lo que oficialmente se considera de bajo riesgo, comparado con el que pueden obtener prestando a lo considerado como riesgoso.
Por ejemplo, para prestarle a "Los infalibles", tales como lo que cuenta con una calificación de riesgo AAA, o países soberanos dizque sin problemas, los bancos solo necesitan tener el 1.6% en capital; o sea puede apalancar su capital 62.5 veces a 1. Mientras que, para prestarle a "Los riesgosos", tales como pequeñas empresas, a los bancos se le requiere tener un 8 % de capital, cinco veces más, o sea el apalancamiento se limita a 12.5 a 1.
Un 1 por ciento de margen neto después de costos y riesgos, prestados a "Los infalibles", le produce al banco un retorno del 62.5% anual mientras, que ese mismo margen, derivado de prestarle a "Los riesgosos", sólo les produce un 12.5%. ¿Qué "riesgoso" puede competir con eso?
Y la determinación sobre quién es quién, infalible o riesgoso, es de unas pocas humanamente falibles calificadoras de crédito. En septiembre 2002, aquí mismo, en un artículo titulado "Lo riesgoso del riesgo país" escribí:
"Si se subestima el riesgo país, ese país quedará inundado de préstamos y endeudado hasta el tequeteque, para luego enfrentar una ola de ajustes. Si se exagera el riesgo país, eso aumentará la tasa de interés que debe pagar y dificultará su acceso a los mercados, hasta tal punto que la equivocada calificación, podría terminar siendo verdad. En todo caso, ambos extremos, acarreará hambre y miseria humana".
Un ejemplo, Grecia. Hasta hace poco era considerada como uno de "Los infalibles" por lo cual la banca, encantada, le prestaba para ganarse una bola de retorno sobre capital, hasta que, naturalmente, le prestaron excesivamente. Y así ahora Grecia pasó a ser de "Los riesgosos", y nadie le quiere prestar, y a los bancos ni siquiera les queda el capital con qué hacerlo, aun cuando así quisiesen.
Pero no es solo que estas regulaciones condenan a los puertos seguros quedar peligrosamente sobrepoblados, sino además que las bahías algo peligrosas, pero que aún así pueden producirnos beneficios, tales como creación de empleos, se quedan sin explorar.
Cuando se saca cuentas sobre el costo del desastre financiero-bancario que azota a Estados Unidos y Europa, el mayor costo puede estar representado por las oportunidades que no se financiaron, debido a estas regulaciones que subsidian a "Los infalibles" y gravan a "Los riesgosos".
En términos de beisbol estas regulaciones equivalen a permitirles a los bateadores calificados como excelentes, el tener 5 strikes antes de cantarles un ¡Out!, mientras que, a bateadores malosos como yo, al primer strike nos retiran.