Los reguladores de la banca están ocupados buscando explicar el porqué ocurrió la crisis financiera para ocultar su rol en el porqué esa crisis tenía que ocurrir.
1. Los reguladores, los que tienen su sede en Basilea y su casa club en el Fondo Monetario Internacional, hartos de la quejadera que no hacían su trabajo, inventaron, hace como dos décadas, unos requerimientos mínimos de capital para los bancos, basados en un concepto de riesgo poco definido, que tenia que ver con las posibilidades que el deudor se declarase en mora.
Con ello solo causaron que cuando una operación de crédito o una inversión que hacía la banca fuese percibida como menos riesgosa por el mercado de lo que la creían los reguladores y sus agentes, esa operación iría a parar a otro lugar que el balance del banco por cuanto… ¿por qué inyectar más capital que el necesario?
De igual manera cada vez que una operación de crédito o una inversión que haría la banca fuese percibida como más riesgosa por el mercado de lo que la creían los reguladores y sus agentes, esa operación iría a parar al balance del banco por cuanto… ¿por qué negarle a los depositantes esa protección gratuita que el Estado ofrece?
Dicho y hecho. Surgió un mundo financiero sombra, totalmente fuera del control de un regulador con ganas de hacerse la vista gorda, por cuanto lo suyo era solo la banca-banca… aquella que no quebraría… más nunca.
2. Si para calcular los fulanos "riesgos" los reguladores hubiesen empleado analistas que trabajasen en las oficinas del regulador, todos protestarían un excesivo control central, del tipo soviético. Para obviar tal crítica los reguladores acudieron a la tercerización de las calificadoras de crédito privadas, creando oligopolios en el mercadeo de la información de riesgos. Por supuesto, nunca antes el mercado le había hecho tanto caso a las calificadoras… ni pagado tan bien y finalmente tan caro, por sus servicios.
De qué pasaría al colocar tanto poder de decisión en tan pocas manos, nadie debería haber dudado. En 2003, en una carta publicada en el Financial Times yo decía "Todo el mundo sabe que tarde o temprano las calificaciones de riesgo emitidas por las agencias solo conforman una nueva raza de errores sistémicos que serán propagados por el mundo a velocidades modernas".
Dicho y hecho. Ni una sola de las hipotecas muy mal otorgadas al sector subprime en Estados Unidos hubiese encontrado demanda si las calificadoras no le hubieren otorgado un AAA a los instrumentos financieros respaldados por tal basura. Por cierto, sepan que se puede dar muy buenas hipotecas al sector subprime y que así se hizo por décadas.
Entonces y considerando lo anterior, quien hoy nos hable de un mercado financiero libre y no regulado, no sabe de qué habla.
Hay quienes hoy exprimen la crisis financiera global para evidenciar que "la mano invisible del libre mercado" no sirve, buscando así rescatar la posibilidad de un mercado centralmente dirigido… por ellos… los rojo-rojitos o azul-azulitos, de aquí o de allá. Eso es lo último que necesitamos. Lo que nos hace falta es asegurar más mercados libres donde la mano invisible pueda operar en libertad.
Nada tiene que ver eso con la ausencia de regulaciones. Por ejemplo, grandes corporaciones explotando franquicias otorgadas sobre todo tipo de propiedades intelectuales de manera monopólica y sin regulaciones, no tiene nada que ver con mercados libres. Menos tiene que ver eso con un exceso de regulaciones ya que resultado de ello solo están creciendo mucho aquellos mercados que operan en la clandestinidad, creando gobiernos sombra, en países sombra que tampoco necesitamos.
Busquemos entonces una nueva generación de reguladores que sin complejos sean capaces de operar a nivel mundial regulando para que los mercados libres y legítimos crezcan y no para que esos mercados desaparezcan. ¡Tamaño reto!