jueves, 26 de abril de 2012

El gran riesgo de la aversión al riesgo

Como miembro de la sociedad civil, sea lo que sea tal cosa, acudí a las recientes reuniones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), esta vez en representación de mi nieta que, con sus pocos meses de nacida, aún no tiene la suficiente capacidad de protestar lo que pudiese ser una usurpación de representación. Uno de los temas a debatir, era la creación de empleos, y, por supuesto quiero que mi nieta, y los de su generación, tengan abundante acceso a buenos empleos.

El mundo está hoy enfrentando una crisis financiera de proporciones monstruosas, lejos de ser resuelta, como resultado natural de los excesivos incentivos que los reguladores le otorgaron a los bancos para que prestasen o invirtiesen en lo que oficialmente, ex ante, se había definido como poco o nada riesgoso... por ejemplo Grecia, títulos "subprime" triple-A, bancos de Islandia y demás hierbas silvestres que resultaron tan peligrosas, ex post. En otras palabras, una crisis causada por unas regulaciones que contenían una excesiva aversión al riesgo.

Pero, a los expertos, no se les ocurre otra cosa que, en el "Informe sobre la Estabilidad Financiera Global 2012" preparado por el FMI, seguir hablándonos de activos seguros; y seguir ignorando el que nada puede ser tan peligroso para unos puertos inherentemente más seguros, que el exagerar su seguridad, y por ende correr el riesgo de convertirlos en unas sobrepobladas trampas mortales.

Y en su informe nos listan un "Inventario de Activos Mercadeables Potencialmente Seguros"; en donde da la impresión que lo de "potencialmente" fue incluido a regañadientes. Esa lista contiene un total de 74.4 billones de US dólares (millones de millones): 33.2 (45%) en bonos soberanos AAA/AA; 5 (7%) en bonos soberanos A/BBB; 16.2 (21%) en títulos valores con garantías especiales; 8.2 (11%) en deuda privada calificada de grado de inversión; 3.4 (5%) en otras deudas gubernamentales o supranacionales; y 8.4 (11%) en oro.

Por cierto, por cuanto a sus precios actuales el oro sólo puede tener valor como una póliza de seguro, para el caso que los demás activos terminen no valiendo nada, no entiendo como el oro y los demás activos "seguros" puedan estar en una misma lista.

Y algunos expertos mencionaban, vez tras vez, casi como unos mercaderes de bonos soberanos "triple-A", casi como para evitar necesitar que sus mismos bancos centrales compren tales bonos, que uno de los problemas más agudos del sistema financiero, es la escasez de activos seguros. Por supuesto, todos queremos activos seguros, quién no, pero en gran parte su escasez real, también depende de que los reguladores le exigen a sus entes regulados poseer esos activos "seguros", por lo que a nosotros, los simples ciudadanos, se nos dificulta adquirir tales activos seguros, a unos precios seguros.

Pero, volviendo a las perspectivas laborales de mi nieta, lamentablemente nada dice el informe sobre la imperiosa necesidad de activos "riesgosos", tales como préstamos a pequeños negocios o emprendedores, y los cuales, a la hora de la verdad, son los que más pueden generar los puestos de trabajo que eliminen ese inmenso riesgo de millones y millones de jóvenes sin empleo.

Por favor, reguladores, el mundo necesita de tomar riesgos auténticos y no esconderse en las faldas de seguridades artificiales que sólo producen fragilidad. ¡Sin la toma de riesgos no puede haber estabilidad!... excepto, por supuesto, por la del tipo tumba.

jueves, 5 de abril de 2012

Se necesitan dignos desempleos

¿Qué político no habla de lograr crear empleos dignos y bien remunerados para los jóvenes? Pero, si eso no fuese posible... ¿qué rayos hacemos?

Por supuesto que la sociedad debe reventarse el alma buscando solucionar el problema del desempleo juvenil... incluyendo quizás hasta contemplar locuras como el desarrollar la cultura del ocio a niveles jamás pensados, ¡seis meses de vacaciones! Pero también debería prepararse para manejar un número creciente de desempleados, no los coyunturales sino los estructurales, o sea, a quienes nunca jamás en su vida tendrán una oportunidad de obtener un trabajo económicamente productivo. 

Hace dos décadas, medio en broma, pregunte en un artículo algo así como si era preferible tener cien mil desempleados corriendo cada quien por su lado como gallinas cluecas, o lograr sentarlos en un inmenso círculo humano donde cada quien le rasca la espalda a su vecino, cobrando mucho por sus servicios, mientras que su propia espalda le es rascada por su otro vecino, a un precio por servicio igual de alto. La tragedia es que tal pregunta se me está haciendo cada día menos hipotética. 

Y no necesariamente resulta un acto de desesperación pensar qué hacer con los desempleados... por cuanto a veces, al buscar desenredar una cabuya enmarañada, el comenzar con la otra punta, puede ser la mejor manera de liberar la primera. ¿Qué es mejor: educar para unas fuentes de empleo que puedan resultar inexistentes y así sólo crear frustraciones, o educar para el desempleo y de repente conseguirse en el camino, la sorpresa agradable de unos empleos? 

El poder de una nación, la productividad de su economía, la que hasta la fecha ante nada la hacíamos dependiente de la calidad de sus empleados, puede en un futuro igualmente depender de la calidad de sus desempleados, como mínimo en el sentido que estos no interrumpan las labores. 

El hecho que los gentleman de una clase ociosa a la cual se refería Thorstein Veblen no trabajasen, reflejaba en esencia el que estuviesen libres de necesidades económicas. Pero de ello no se puede concluir que la economía y la paz social del momento, igualmente no necesitasen de no tener tales caballeros compitiendo por los pocos puestos de trabajo que existían, como consecuencia de una revolución industrial. 

Los gentleman eran estimulados para estudiar filosofía y arte por el estatus social que ganaban al conocer de tales materias. En tal sentido, uno de los retos más importantes que en la actualidad tenemos como sociedad es: ¿cómo crearles a los desempleados un estatus social que los incentive a ser sólidos y dignos ciudadanos desempleados? 

Y necesitamos de imbuir a los desempleados con un orgullo muy especial, pues solo así lograremos evitar que hagan exigencias económicas imposibles... hasta la fecha no he encontrado pistas sobre el cómo manejar una contratación colectiva con sus representantes sindicales. 

Ante nada tenemos que cuidarnos de los peligros del ocio, por cuanto lo último que necesitamos es que los estructuralmente ociosos estén ociosos, ni siquiera coyunturalmente. Muchos de los desempleados de nuestros jóvenes se encuentran por lo menos ocupados con sus celulares, y no queremos que se desocupen... y por lo que entregarles sus resultas petroleras, para que se compren lo que más les provoque, algo así como un iPad, suena a buen comienzo. 

Amigos, Venezuela debe aspirar a tener buenos empleos, pero también a tener los mejores desempleados del mundo.